Es un hecho que el medio ambiente está en crisis, pero también es cierto que cada vez se toman más medidas para revertir el daño que hemos causado como especie. Entre éstas, una de las que más resuenan es la de consumo y producción sustentable, términos que son bastante utilizados en el ámbito de la ecología y de los que, sin embargo, muchos no tienen claro su significado. 

Pero para explicar en qué consisten estos términos de consumo y producción sustentable, es necesario aclarar la diferencia entre consumo sustentable y sostenible, pues ambos son frecuentemente confundidos o asumidos como uno solo, cuando en realidad no es así. 

Cuando se habla de consumo y desarrollo sostenible, se alude a tres aristas que dependen una de otra: economía, sociedad y medio ambiente, las cuales deben considerarse como un todo, para así conseguir -a largo plazo- un crecimiento en el que no se consuman los recursos indiscriminadamente, apostando siempre por los de carácter renovable.

El consumo sustentable -por su parte- se enfoca exclusivamente en la conservación y preservación de los recursos naturales y el medio ambiente. En ese sentido, siempre aboga por una producción y consumo sustentable de los recursos, siempre en pos de disminuir al máximo el impacto del hombre en su entorno. 

La importancia del consumo sostenible reside -principalmente- en tomar conciencia del daño que el ser humano ha generado en su entorno, entendiendo que hay efectos que son irreversibles y que condicionarán a las generaciones futuras. En ese sentido, es importante tomar medidas que involucren a toda la sociedad, con acciones que vayan desde lo personal hasta lo colectivo.

Entre las estrategias de consumo sustentable se pueden mencionar las siguientes: 

• Cambiar las ampolletas comunes por focos LED, que son de menor consumo y duran más.
• Preferir caminar, utilizar la bicicleta o el transporte público en lugar del auto. De no ser posible, considerar la opción de compartir los viajes con vecinos o compañeros de trabajo.
• Aprovechar al máximo la luz del día.
• Promover la arquitectura sustentable.
• Preferir pilas recargables por sobre las convencionales.
• Tapar las ollas al cocinar. La comida se cocinará más rápido y se generará un ahorro en el consumo de gas.
• Desconectar y apagar los aparatos que no se estén usando.
• Cerrar la llave de agua al lavarse los dientes.
• Poner un límite de tiempo para la ducha (por ejemplo, no más de 3 minutos).
• Optar por envases de vidrio.
• No comprar más allá de lo necesario.

Estas son sólo algunas estrategias de consumo sustentable. En tu rutina diaria podrás observar que éstas y otras medidas, son sencillas de realizar para mejorar tus decisiones de consumo y, a medida que comprendas la importancia del consumo sostenible, podrás evaluar cuánto más puedes hacer por el planeta.

En ese sentido, puesto que producción y consumo sustentable son conceptos que están estrechamente relacionados -pues la demanda hace la oferta-, y si los consumidores muestran más interés y exigen productos sustentables, las empresas irán modificando su oferta para satisfacer las nuevas necesidades del mercado.

Al respecto, una de las Instituciones de Educación Superior comprometidas con la sustentabilidad es la UTEM, que a través de su Modelo Educativo, implementó la incorporación en los programas académicos, de la asignatura Taller de Principios de Sustentabilidad, de carácter obligatorio en todas las carreras rediseñadas. También ha promovido cursos de formación continua a sus académicos en temas de educación para la sustentabilidad y es la única universidad de la Región Metropolitana en certificar todos sus campus con el Acuerdo de Producción Limpia Campus Sustentable. Además, es la única universidad que cuenta con una Facultad certificada internacionalmente con ISO 14.001  convirtiéndose en la primera universidad chilena certificada en carbono neutral. Reconocimiento otorgado por la Bolsa de Clima de Santiago SCX.