En las distintas etapas de vida de un o una estudiante, se van presentando desafíos que los van preparando para la vida adulta. A veces es posible lidiar sin problemas con ellos, mientras que en otras ocasiones el tema es un poco más complicado, produciendo cuadros de estrés académico. 

¿Qué significa “estrés académico”?

Como probablemente habrás intuido, se trata de una situación en que una persona, en cualquier etapa de su vida académica, presenta ciertos rasgos de agobio frente a ella. Según la OMS, se define como una «reacción de activación fisiológica, emocional, conductual y cognitiva ante estímulos y eventos académicos».

En otras palabras, el o la estudiante manifiesta ciertas conductas y emociones negativas y diferentes a las acostumbradas debido a un cuadro de estrés o ansiedad provocado por diversas causas asociadas, tales como exceso de responsabilidades, competitividad, temor al fracaso o demandas académicas demasiado altas, entre otras. 

Síntomas de estrés académico

Entre las señales físicas más comunes, pueden observarse dolor de cabeza por estrés y ansiedad, problemas estomacales (dolor, diarrea, vómitos), dolores musculares, fatiga, insomnio, variaciones en el apetito, bruxismo e -incluso- taquicardias. 

A nivel emocional, los y las estudiantes presentan bloqueo mental, infravaloración (sentirse incapaces de cumplir las metas), enojo, frustración, apatía, ansiedad y/o depresión.

Todos estos efectos del estrés académico, por cierto, son de cuidado y hay que ser capaces de detectarlos a tiempo para evitar problemas mayores a futuro. 

Estrategias para combatir el estrés académico

Pasar por momentos estresantes durante la época escolar y universitaria es, se quiera o no, parte de la vida. Lo importante es aprender a evitarlos y manejarlos para que no se hagan algo habitual que pueda afectarte a la larga.

• Mantén a raya las distracciones: prepara tus bloques de estudio de manera organizada, con un tiempo predeterminado que dedicarás sólo a esa tarea. Puedes utilizar el método pomodoro de estudio, con tandas de enfoque de 25 minutos e intervalos de 10 minutos de descanso para rendir de manera óptima y, por supuesto, dejar de lado el celular, apagar la TV y eliminar cualquier otro elemento que distraiga. 
• Elige dejar de lado pensamientos negativos: al hacerte consciente de tus pensamientos, podrás controlarlos mejor. Para ello, deberás estar alerta a esos pensamientos tóxicos, tales como “no soy capaz de aprender esto” o “siempre me sale mal”. Por el contrario, confía en tus capacidades y que tus ganas de aprender sean el impulso para lograrlo. La meditación también te puede ayudar enormemente.
• Duerme y aliméntate bien: aunque no lo creas, otra de las estrategias para combatir el estrés académico tiene que ver con la rutina. El descanso adecuado y una correcta nutrición son esenciales para rendir bien en tus estudios. Dormir tus 8 horas diarias te permitirá tener una mente despejada para una nueva jornada, mientras que los alimentos te aportarán los nutrientes necesarios para tener energía y buena salud. 
• Organiza bien tu tiempo: utiliza un calendario con tus tareas semanales, para distribuir bien tus tiempos y evitar que de pronto se te vengan encima muchas cosas por hacer, generando así síntomas como dolor de cabeza por estrés y ansiedad. 

Teniendo en cuenta estos consejos sobre los efectos del estrés académico y su manejo, podrás rendir en tus estudios de una mejor manera y sin agobiarte, tal como debe ser, para poder transitar por esta maravillosa etapa de adquisición de conocimientos y formación.

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